LO DICHO, DICHO ESTÁ

Soy pesimista por elección porque me gusta sorprenderme.

Si la Ley de Atracción no tiene otra intención que usar los poderes del Universo para fines personales, cada deseo generaría un conflicto cósmico de intereses.

La Belleza debería ser el único motivo para defender cosas en las que uno no cree.

La peor parte de estar en el Closet es que indefectiblemente vas a arrugar la ropa.

El sentido de la promiscuidad debería ser inversamente proporcional a la versatilidad del criterio de selección.

Una de las cosas más intolerables es la insolencia de los imbéciles.

La promiscuidad resulta a veces tan romántica que, dándonos la posibilidad de equivocarnos muchas veces, acabamos encontrando al verdadero amor.

El verdadero sentido de justicia no debería tener en cuenta el carácter del vínculo para juzgar los actos ajenos. Aún cuando los sentimientos interfieran en el entendimiento, la cercanía debería ser inversamente proporcional al perdón.

La verdadera diversión está en el medio, no en el fin.

El Amor nunca se sostiene a sí mismo.

La venganza es a la justicia lo que el orgasmo a la sublimación.

La desesperación tiene que estar limitada por el buen gusto.

Combatir una cosa no demuestra más que su existencia.

La retribución kármica es el más puro azar. Las únicas formas de compensación son la Justicia y la Venganza.

De todas las excusas, la más despreciable es en la que el responsable sostiene ser arrastrado a cometer su error por una fuerza sobrehumana, la cual somete su propia voluntad. Esta posición no sólo delata una falta de responsabilidad y de respeto hacia el otro, sino una debilidad imposible de perdonar.

La ironía inútil de las señales es que comprendemos su significado una vez ocurrido el hecho del cual nos alertaban.

No es sano ver peras fantasmas.


Si hablamos de compatibilidad amorosa, es más importante odiar las mismas cosas, que gustar de similares.

La elección afectiva debe ser por la belleza, y su descarte por el carácter.

El romanticismo no es más que la previa del garche.

Lo que no sirve debe eliminarse: es la sana lógica del cuerpo.

Los extremos siempre nos muestran la verdadera naturaleza de las cosas. Las consecuencias pueden ser buenas o malas, pero las decisiones siempre son correctas.

Lo real puede no tener significado, pero lo simbólico siempre lo tiene, a pesar de la voluntad.